“Crisis? What crisis?” pregunta Supertramp en uno de sus discos. Desgraciadamente, en Catalunya la pregunta que hay que hacerse es a cuál nos referimos. A la económica hay que sumarle la presupuestaria de la Generalitat, la desafección social, la crisis en las relaciones de Catalunya con el Estado y, no menos importante, la crisis de valores, actitudes y referentes provocada por el relativismo moral autodestructivo de muchos estamentos.
La prioridad urgente y absoluta de CiU es combatir con medidas efectivas la crisis que aboca al 18% de los catalanes al paro, que eleva al 40% el desempleo juvenil y que sume a una de cada cinco familias en el umbral de la pobreza. Levantar la economía es nuestra prioridad para evitar que el país se resquebraje. Sólo desde una buena situación económica saneada, garantizaremos la cohesión social imprescindible para la convivencia.
La crisis es global, pero mientras en los países de nuestro entorno se vislumbra la recuperación, en nuestro caso no es así. Las malas políticas económicas del gobierno Zapatero y del tripartito, el retraso en adoptar decisiones eficaces y reformas necesarias y un modelo de crecimiento económico agotado han hecho que Catalunya y España estén a la cola de las economías en el paro. Para afrontar esta situación insostenible es necesario un gobierno que lidere los cambios precisos para revertirla. Es lo que Catalunya se juega en las próximas elecciones. Las polémicas identitarias, las promesas demagógicas, partidistas e interesadas deben ser postergadas para resolver la crisis.
No será fácil, pero es imprescindible salir reforzados de la recesión. Es necesario un gobierno fuerte, con las manos libres, y con un proyecto cohesionado, pero no es suficiente. Necesitamos el esfuerzo de todos para retomar los valores que han hecho de nuestro país una comunidad líder económica, política y socialmente en Europa. Hay que recuperar la cultura del esfuerzo, apoyar a los emprendedores y reivindicar la excelencia como ejes imprescindibles para volver a liderar la economía mediterránea.
El esfuerzo debe empezar en las escuelas. Pese a las mejoras tecnológicas y a los recursos invertidos, el fracaso escolar ronda el 30%, lastre que no nos podemos permitir. Sólo desde una mejor formación alcanzaremos el imprescindible nivel de competitividad deseado. El informe de la OCDE nos sitúa tristemente en el lugar 42 del ranking mundial. Así no vamos a ninguna parte. Hay que mejorar formación, productividad, infraestructuras, investigación y desarrollo para recuperar lo perdido. También debemos mejorar nuestra financiación. El modelo del tripartito, lejos de ser el gran logro que nos vendieron, es un fracaso que no sirve a las necesidades presupuestarias del país. Además conviene y recordar que históricamente Catalunya ha sido fuerte económicamente cuando lo ha sido políticamente.
CiU afronta la campaña electoral con ilusión y esperanza, con rigor y desde el convencimiento de que somos los únicos que podemos garantizar el cambio que Cataluña necesita con un gobierno fuerte, cohesionado y defensor de los valores que han hecho prosperar a nuestro país durante siglos. La cultura del esfuerzo, el respeto a la autoridad, la convicción de que sólo el trabajo es capaz de generar riqueza y la solidaridad hacia los más desfavorecidos son valores de Unió desde nuestra fundación hace más de 75 años, y que compartimos con CDC. Por ello, CiU ha sido y volverá a ser más eficiente en el gobierno que la amalgama partidista, inconexa de siglas e ideologías de los tripartitos. Y alerta, porque si sumando alcanzan la mayoría, volverán a reeditar el pacto pese al fracaso que ellos mismos han reconocido. Tampoco el PP ofrece expectativas más esperanzadoras. Rajoy se ha quitado la máscara y ya ha anunciado que quiere un pacto a la vasca en Catalunya si los resultados electorales se lo permiten.
Reivindicamos otros valores, trayectoria parlamentaria y gestión de gobierno como garantía de nuestra capacidad para abordar la grave situación actual frente al triste rédito del gobierno tripartito. Pedimos a la sociedad catalana un apoyo suficiente para gobernar en interés de todos, sin el lastre de posicionamientos que se han demostrado ineficaces o contrarios a los intereses de Catalunya.